El presidente de la masonería argentina habló de los nuevos desafíos
La institución mantiene bajo hermetismo un sinfín de misterios que son develados únicamente a los iniciados; pero en un encuentro íntimo, el presidente de la Masonería Argentina definió algunos conceptos clave.
La máxima autoridad de la Masonería Argentina, Ángel Jorge Clavero visitó el pasado fin de semana la ciudad de San Juan, en el marco de un homenaje al prócer Domingo Faustino Sarmiento, quien fue masón grado 33.
La masonería, según sus conceptos, “es una escuela de vida y de conducta”. Además “tiene miles de definiciones y sinónimos, podemos decir que es libertad de pensamiento, libertad absoluta de conciencia, escuela de ciudadanía, libertad interior”.
Para la máxima autoridad, los hombres que buscan ingresar a la sociedad lo hacen con el motivo de ser “mejores personas”.
Clavero contó que “la gran maestría llegó a esta ciudad para rendir homenaje a un hermano que fue gran maestro y el padre de la educación”.
Todos los años alrededor del 20 de septiembre, los masones que conforman las distintas logias de Cuyo, se congregan para homenajear al hombre que legó la educación pública, laica, gratuita y obligatoria a todos los ciudadanos.
En este marco, desarrollaron una serie de actividades a las que sólo acceden sus miembros, pero elchorrillero.com concretó un encuentro íntimo en el que dialogó con el presidente de la masonería, un despachante de aduana de 73 años cuya agenda estuvo colmada.
A lo largo de la historia, los hombres han buscado reunirse en grupos específicos con fines que van desde la adoración a divinidades, hasta la concreción de obras benéficas en sociedades solidarias.
Pero existen algunas hermandades que han fascinado durante siglos por su halo místico y el secretismo que las rodea. Una de ellas es la masonería, una institución que integra sus actividades bajo la discreción, resguardando aspectos específicos que son revelados únicamente a los suyos.
La entidad trabaja cotidianamente para “mejorar la sociedad” a través de diversas acciones relacionadas con la filantropía y la formación de “ciudadanos de bien”.
Entre los temas que más preocupa y ampara la hermandad se encuentra la educación pública. “La masonería la ha defendido siempre a rajatabla, porque nace respetando uno de los principios de su axiología”, aseguró Clavero.
“La Ley 1420 nos igualó a todos porque nos legó el guardapolvo blanco, entonces cuando vamos a la escuela, tenemos el mismo uniforme: el hijo del rico, el hijo del pobre, el hijo del blanco y el hijo del negro, el hijo del que tiene creencias y del que no las tiene. La igualdad es uno de los principios básicos que conforman junto a la libertad y la fraternidad, el cuerpo que le da valor a la masonería”, explicó.
Una de los trabajos más recientes, fue la firma de un convenio con la Universidad Nacional de Tucumán para la creación de la cátedra de libre pensamiento.
“Trabajamos mucho para llegar a los centros universitarios porque entendemos que los estudiantes de hoy, son profesionales del mañana y dirigentes del pasado; entonces estamos trabajando para la masonería del futuro”, resaltó.
Según recordó, el acto que formalizó el acuerdo se “celebró con mucho júbilo” y evidencia que la masonería “es bien recibida en los ámbitos académicos”. Esto motiva a sus miembros a organizar estas cátedras para que los jóvenes, aunque no lleguen a la institución, “hayan escuchado alguna vez los contenidos de la masonería”.
La masonería
El enigma sobre sus secretos ha generado a lo largo de su existencia miles de teorías conspirativas que la acusan de ser una sociedad de poder; otros la califican como una secta y recibe especiales críticas de la Iglesia Católica, institución con la que los masones discrepan desde el plano político dogmático, pero a la que respetan desde lo religioso.
“El fin último de la Masonería Argentina es hacer mejores hombres, dotarlos de valores, virtudes éticas y solidaridad. Luego haremos de ello una mejor persona y si hacemos una mejor persona haremos un mejor ciudadano y si dotamos a la república de mejores ciudadanos mejoramos la calidad política de los países, asique menuda tarea posee la masonería”, agregó.
El origen
Data de los antiguos gremios de albañiles del medioevo, que construían catedrales y palacios resguardando celosamente los secretos de su arte. Durante los primeros tiempos era exclusivo de los trabajadores del rubro, pero entre los siglos XV y XVI comenzaron a aceptar personas provenientes de las ciencias y las artes.
Alrededor del 1717, se constituyó la Gran Logia Unida de Inglaterra, otorgándole un marco institucional a la sociedad que se autodefine como filantrópica, filosófica y progresista.
Posee cuestiones que se mantienen bajo estricta reserva porque es una escuela iniciática, es decir, que para ingresar se debe vivenciar una ceremonia donde se rememoran los valores de las viejas escuelas de sabiduría del oriente medio, Roma y Grecia, entre otras.
“Todo eso está reservado a los masones que son iniciados, el gran secreto que tiene es que hace mejores personas y dentro del ámbito de la discreción”, indicó Clavero.
En Argentina se remonta al siglo XVII, cuando funcionaba en Buenos Aires la logia Independencia, que trabajó hasta 1810. Cuando vino al país José de San Martín, trajo consigo las influencias de los ideales masónicos de España y tras la organización de distintos talleres fundó lo que se conoce como logia Lautaro. En 1857 se fundó la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones.
La máxima autoridad manifestó que “la masonería está presente en la sociedad desde los albores de la patria y que está siempre abierta para recibir a los ciudadanos que quieran elevarse moral, espiritual e intelectualmente”.
“La masonería como escuela de vida y de conducta espera a los buenos ciudadanos para educarlos y hacerlos mejores hombres”, concluyó.